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Modas Noelia

Posted by Juan Manuel Vargas Vega on 13.10.11 in
-         ¿Por favor, sabe usted donde se encuentra el mostrador de Alitalia?
-         No hay ninguno prefijado, en los monitores que hay sobre los mostradores unas dos horas antes aparecerá el nombre de la compañía, el número del vuelo y el mostrador que le corresponde.
-         ¿En cuales? ¿En estos de aquí?
-         Depende, en estos, o en otros, esa información la indican los paneles. A ver que vuelo es.
-         Alitalia, AZ-0197, Madrid-Roma….
-         Mire el panel, mostradores 394 y 395, aquellos de allí.
-         Gracias, contestó.
Se trataba de un hombre de unos 65 o 66 años, con barba de tres días, con grandes surcos marcados en la cara, medio canoso y peinado hacia atrás, cejas grandes y muy pobladas, mas que cejas parecían dos gatos acostados, ojos hundidos y un algo chepado. Vestido con camisa de manga corta de color verde claro y pantalón de color gris. Luego quedará claro porqué recuerdo el color de la camisa, y no me hubiera fijado en el color del pantalón a no ser porque el cinturón por la parte trasera no lo había pasado por todas las presillas. Iba calzado con sandalias de cuero negro y portaba una bolsa de plástico de color beig, aparentemente con poco contenido, algo arrugada y con letras burdeos que publicitaban el nombre de una tienda de ropa de barrio, “ Modas Noelia”, Calle Compañía……, Telf. 95223…….
-         De nada, contestó la señora acompañada de su hija, también es nuestro vuelo.
La señora y la joven arrastraban dos maletas descomunales, no parecía que fueran de vacaciones, mas bien que se marchaban para siempre.

Se organizaron las colas en sendos mostradores. El señor en cuestión estaba en el 394 y nosotros en el 395. Llegamos a nuestros respectivos mostradores casi a la par. Fue casi imposible no observar la escena ni escuchar la conversación.
-         El billete del vuelo.
-         Si, tómelo. Lo sacó del bolsillo de la camisa y se lo entregó.
-         No, este no es, este es el de regreso –dijo la azafata con fuerte acento italiano-
Abrió la bolsa y hurgó en ella, sacó el otro billete y se lo entregó a la azafata.
-         Me permite el DNI.
-         No, no lo llevo, tengo el pasaporte ¿da lo mismo?
-         Si, es igual.
-         Coloque la maleta en la cinta.
-         No llevo maleta.
La azafata, una morena con el pelo recogido en una cola, guapa, de grandes ojos azul claro, se incorporó de su asiento y hasta aquel momento no se apreció la estatura que tenía, que era bastante apreciable, y miró al hombre de arriba a abajo por encima del mostrador con los ojos muy abiertos y con cara de asombro dijo:
-         Non è possibile! senza una valigia per un viaggio di una settimana?
-         Bueno, llevo esta bolsa, dijo señalando a Modas Noelia, un poco cohibido por el tamaño de semejante criatura  y por la mirada penetrante de los ojos azules de la azafata que parecían haberlo atravesado de parte a parte, -bien es verdad que como decían los antiguos romanos era una mujer correcta, no solo en lo que refiere a la belleza si no también a su cuerpo, grande pero bien proporcionado-

Ya no le vimos en el avión y nos olvidamos de él, luego nos dijeron que había protagonizado un incidente con una azafata. Una vez en Roma se pegó a la señora y la hija con las que coincidió en el aeropuerto, ellas viendo que estaba solo dejaban que se les arrimara en todas las visitas y excursiones, aunque por lo que comentaron los compañeros de viaje parece que molestó a la chica y ya no le permitieron que las acompañara.
Al segundo día ya no apareció, íbamos de excursión y la guía que nos asistía se encontraba contrariada por la falta de uno de los pasajeros, esperamos un rato, hizo idas y venidas a la recepción del hotel, preguntó por él, llamaron a la habitación y no estaba, como si se lo hubiera tragado la tierra, subimos al autocar y nos marchamos.
A la mañana del tercer día tampoco dio señales de vida, pero había noticias frescas, la guía nos estuvo contando que la llamaron a las 4 de la mañana. Parece que el individuo en cuestión, que se llamaba Antonio como supimos entonces, había acudido muy desaliñado a altas horas de la madrugada a la embajada de España en la Santa Sede que está situada en la Plaza de España y asombrosamente había pedido asilo. Por lo que contó la guía, según declaraciones de Antonio, la causa de tal petición era que la tarde anterior lo había raptado una secta y lo habían obligado a practicar sexo durante horas, después dijo que le habían quitado todo el dinero que llevaba y finalmente pudo escapar y sin saber donde ir fue a la embajada. La guía lo contaba con gran asombro e incredulidad, entre otras cosas por las trazas del individuo, su edad y aspecto fisico …. En cualquier caso aquel día marchamos a otra ciudad sin él, se negó a seguir el viaje con el grupo, supusimos que buscaría la manera de regresar a España.

El grupo era muy variopinto, entre la mayoría de españoles que lo componíamos viajaban algunos mejicanos y otros hispanos que residían en Miami que habían hecho escala en Barcelona, en esta ciudad también embarcó un matrimonio de unos 50 con su hijo, la señora era mejicana, él egipcio y vivían allí desde hacía tiempo, ella era el vivo retrato de Chavela Vargas, en algún momento incluso dudé si no lo era, me dieron ganas de pedirle un autógrafo.

Dos días después, en Florencia, por la tarde descansábamos sentados en los escalones que hay a la entrada del Duomo, frente a la Puerta del Paraíso del Baptisterio, manteníamos una conversación animada, alguno del grupo había estado tomando café en la terraza de una cafetería próxima y allí se encontró a Bono el cantante de U2 y se había hecho unas fotos con él.
En aquel momento alguien dijo:
-         Mira, mira quien viene por ahí, ¿no es Antonio?
-         ¿Qué Antonio?
-         Pues el que se quedó en Roma, al que raptó la secta sexual.
-         ¿Y que hace este tipo aquí?, si ya lo hacíamos en España, ¿dónde habrá estado?
-         Pues, seguro que reponiéndose del atracón de sexo del otro día -dijo bromeando alguien del grupo-
Se acercó, con su camisa verde y fumando como siempre.
-         Buenas tardes, ¿Dónde estaba usted?, nos alegramos mucho de verle –le dijo Chavela, con amabilidad-
-         ¿Qué ustedes se alegran de verme?, venga, vamos –dijo Antonio levantando la voz con bastante desagrado-
-         Vaya, ¡Que se alegran de verme! ¿y pretende que me lo crea? –le dijo a Chavela de malos modos y enfrentándose con ella-.
-         Oiga, oiga, que es mi mujer, no le permito que le levante usted la voz ni que le hable así, solo ha intentado ser amable –dijo el egipcio, que se había levantado para recriminar a Antonio-
-         Usted se calla -replicó Antonio de muy mal genio, y le dio una gran bocanada al cigarrillo-
-         Pero bueno, usted no tiene educación ni vergüenza -intervino Chavela alterada por el tono que había tomado la conversación, y antes de que pudiera seguir hablando le contestó Antonio-
-         Y usted también se calla señora, ¡cállese….! y ¡déjenme ya en paz! – se dio media vuelta y se alejó del grupo apurando el cigarrillo-
Nos quedamos todos con la boca abierta, no sabíamos que decir, la situación había sido muy incomoda. Se me ocurre que seguramente “la tarde intensa de sexo” en Roma le hizo bajar la sangre del cerebro durante mucho tiempo y eso le habría producido daños irreversibles en las neuronas, no hay otra explicación. Nos quedaban todavía 3 días de viaje, a partir de este momento el “señor” Antonio continuó con su camisa verde y como era de esperar fue evitado y excluido por el grupo, pero a él le daba completamente igual, de hecho dos días después en Venecia, en la Plaza de San Marcos frente a la Basílica y el Palacio Ducal intentó pegarse a nosotros.
-         Hay que ver lo grande que es esto, desde luego esta iglesia y el palacio deben costar una fortuna, dijo Antonio.
Entre tanta gente no nos habíamos apercibido que se encontraba a nuestro lado, lo miramos de soslayo, nos miramos y sin decir ni una palabra mientras el contemplaba la “riqueza” nos escabullimos entre le gente y le dimos el esquinazo correspondiente.

De vuelta a España ya en el aeropuerto, como no tenía que esperar a recoger el equipaje perdimos rápidamente de vista a semejante tipo.

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